El Pentagrama Llanero, un emblemático lugar de Villavicencio
Para inicios de los años 90 Villavicencio era conocido por muchos turistas, cantantes e instrumentistas, como el centro cultural del departamento, un municipio lleno de vida, música, pero sobre todo folclor.
En la capital del Meta los llaneros disfrutaban de establecimientos donde el arpa, el cuatro, las maracas, el bajo, y la bandola sonaban en un constante espectáculo que transportaba a propios y forasteros a las sabanas con su ganadería y cantos de vaquería.
Uno de esos sitios que hoy solo se encuentra en la memoria de los longevos habitantes de la ciudad es el Pentagrama Llanero, donde las mejores voces daban riendas sueltas a las coplas, versos y melodías criollas que se prolongaban hasta el amanecer.
“Tenía un sonido muy especial, porque se apreciaba mucho la voz del cantante, los instrumentos y el sonido. Parecía que salía como de un disco, en un sonido muy limpio. Sin embargo, el escenario era bajito, de aproximadamente 50 centímetros de alto”, mencionó David Unda, quien fue el arpista del pentagrama por 9 años.
Fotografías de Teresita Pulgarin y David Unda
El sitio tenía un aspecto rústico, apropiado para el ambiente musical y dancístico, sillas de madera forradas en cuero y mesas del mismo material invitaba a quien llegara a disfrutar de un show único que era ambientado con la mejor pareja de baile tradicional.
“Había mucha gente trabajando, de 15 a 17 artistas, de los cuales varios eran cantantes, pero de aquí de la ciudad, personas que estábamos comenzando y lo hacíamos muy bien. Era un sitio muy concurrido, cualquier día era como un fin de semana”, recuerda Teresita Pulgarín, folclorista y cantante de música llanera que trabajó durante 9 años en el Pentagrama Llanero
María Elena Barrera, Teresita Pulgarín, Yudi Lozano, Leydi Lara, el bandolista Yesid Benites, Javier Aldana, Lino acosta, Fernando Romero, Martín Giraldo, Jorge Rodríguez el favorito del llano, Javier Vargas y Jaime Vargas: “el Carrao de San Martín”, entre otros artistas, eran los encargados de hacer vibrar el pequeño pero acogedor lugar donde se respiraba joropo desde las 6:00 p.m. hasta las 2:00 a.m. de lunes a jueves, y los fines de semana el parrando se extendía hasta las 4:00 a.m.
En este emblemático lugar durante 9 años se llevó a cabo el Show de Medianoche, donde diestros intérpretes de los instrumentos tradicionales hacían especies de malabarismo, al tiempo que tocaban un instrumental digno de admirar, el cual fue grabado por diferentes medios nacionales e internacionales.
Fotografías de Teresita Pulgarin y David Unda
A pesar de que día a día el Pentagrama Llanero recibía a decenas de personas de diferentes regiones del país, de manera inesperada fue cerrado y jamás volvió abrir sus puertas.
“Fue una sorpresa porque cuando llegamos a trabajar estaba cerrado, nadie supo porque no dieron explicación de nada. Fue algo muy duro, porque la gente ya estaba programada y nivel nacional venían de distintos departamentos”, dijo David Unda.
Desde hace 23 años los tiempos dorados, donde la música llanera era la protagonista del icónico sitio, quedaron en el olvido, sin embargo, en el barrio San Benito aún sigue presente el fantasma del que fue un referente cultural de la ciudad.