Conoce la historia y características de las maracas
La maraca llanera es un instrumento de percusión tan antiguo como el mismo joropo, su particular sonido es el resultado de una herencia ancestral que data de tiempos inmemoriales.
Algunos historiadores, artesanos y gestores culturales afirman que este antiguo instrumentos fue fabricado por los indígenas, quienes aprovecharon los recursos naturales del entorno para crear objetos que producían sonido en el momento de agitarlo con las manos.
“Una de las más importantes teorías acerca de su origen, deducen de los habitantes del río Maraca, que desemboca en el río Amazonas en el Brasil, allí eran utilizadas por las comunidades indígenas de las Jupies, quienes creían que con el ruido del instrumento se ahuyentaba el demonio”, dice el docente musical llanero Fabio Vega Roa, en su libro Maracas.
La materia prima para la construcción de las maracas se encuentra en el fruto del árbol de totumo, conocido como táparo, el cual se rellena con semillas de capacho.
“La semilla del capacho es natural, se da en los potreros y su mata tiene un capullo que contiene entre 15 a 20 capachos. En cuanto al sonido es ideal para la tarima porque es brusco”, explicó para Artesanos de la Música, el artesano de maracas Rodrigo Ortiz.
Para las maracas Palo Cruzao al tratarse de un instrumento artesanal, se usan herramientas rústicas en su fabricación. El totumo, una fruta redonda y pequeña, debe estar libre de pulpa y seca para introducir la semilla de capacho, y posteriormente ser atravesada por un cabo de madera de cuadrante 3x3, a través de dos agujeros.
“Cuando hablamos de la maraca “palocruzao” estamos hablando de la maraca tradicional, porque la maraca la hicieron nuestros ancestros, nuestros indígenas, ellos usaban el táparo y les cruzaban un cabo que atraviesa la maraca de un lado a otro; luego la amarran con un cordel para que no se salga del cabo y la decoran con plumas”, le dijo Rodrigo Ortiz a Radio Nacional de Colombia en Artesanos de la Música.
También llevan empaques de caucho, los cuales se colocan en la parte de abajo y arriba del táparo para que resorte el golpe y él no se rompa, y pines de cobre para darle seguridad a la maraca.
Actualmente el luthier utiliza una semilla natural más pequeña que el capacho llamado “espuma de sapo, utilizada con frecuencia para grabar en estudios de grabación ya que produce un sonido más “fino”, como dicen los artesanos.
La evolución de las maracas ha estado marcada por la búsqueda de un mejor sonido para espacios tales como el de las grabaciones, por esta razón se ha reducido su tamaño y se utilizan pepas o elementos distintos, que mejoren la percusión del instrumento, sin abandonar su esencia artesanal y el legado de una historia marcada por la tradición de la máxima expresión de los llaneros; el joropo.
Fotografías: Dhestudio Diego Hernández